Tu marca, tu negocio, solo tiene dos opciones: Trascender o morir. ¿Lo habías considerado?
Las marcas que mueren después de unos cuantos años son muchas, y muy pocas son las que permanecen en el tiempo librando crisis económicas, sanitarias, sociales, etc.
¿Qué hace que un negocio esté destinado a morir?
Los negocios que desde el día uno, tienen fecha de caducidad, son aquellos que consideran que sus productos/servicios son el principal componente de su negocio.
Sin importar a lo que te dediques, el ramo o la industria en la que participes. Sin importar si ofreces productos o servicios. Sin importar si tienes mucha o poca competencia. Sin importar tus estrategias, conocimientos y talentos, cuando tu negocio, tu marca, cree que tus productos o servicios son tu más importante y principal elemento, entonces, voluntaria, aunque inconscientemente, te has pegado una etiqueta de caducidad.
Cuando pones la mayor parte de tu atención y esfuerzo en promover tus productos/servicios:
- Tienes una visión muy limitada de lo que es tu marca, tu negocio.
- Solo (aunque no lo parezca) te interesa en el dinero que tus posibles clientes te darán.
- Te dedicas a ser seguidor del líder en tu mercado, porque piensas que: si el líder hace eso, es porque funciona.
- Únicamente aumentas tu número de compradores cuando haces promociones y descuentos.
- Tu negocio es totalmente vulnerable ante cualquier tipo de crisis.
Tal vez estás pensando que no hay otra forma de crear un negocio exitoso mas que poniendo atención, esfuerzo y dedicación a vender los productos/servicios que ofreces. A final de cuentas, eso es lo que has aprendido a lo largo de años y años. Pero por favor, hazte la siguiente pregunta:
¿Por qué aún no eres líder en tu mercado?
Si tu producto o servicio es tan maravilloso, ¿por qué aún no eres líder en el mercado? ¿Por qué te cuesta tanto hacer nuevos clientes? ¿Por qué los clientes que haces no se quedan contigo por mucho tiempo?
La realidad es que, a todo el esfuerzo que estás haciendo para vender más, le hace falta un ingrediente, que nada tiene que ver con vender.
¿Cómo crear un negocio, una marca que trascienda tiempo, modas y crisis?
El elemento principal de un negocio que está destinado a crecer y ser parte de la vida de las personas, sin importar con qué productos cuente, es su esencia.
Espera, sé paciente que ahora te lo cuento de qué te estoy hablando.
Mira, como ya dijimos, tu negocio no solo se compone de productos o servicios. Cuando te está costando trabajo permanecer en el mercado, generar clientes fieles y obtener clientes recurrentes, es porque te están faltando dos elementos vitales para que tus posibles clientes te volteen a ver y decidan quedarse contigo no solo por lo que vendes, sino por las sensaciones que les generas y las soluciones que les brindas para su problema.
¿Cuáles son estos elementos?
- Tu esencia.
- Tu para qué.
Rencuéntrate con tu esencia.
Lo que más disfruto de trabajar con emprendedores y empresarios en la construcción de un negocio que venda más y que permanezca en el corazón de sus clientes, es contagiarme del cariño y pasión que sienten por sus proyectos, y de ser testigo del proceso de emoción y transformación cuando los dueños de negocio se reencuentran con el amor y deseo de trascendencia que los llevó a crear su marca.
Para reencontrarte con tu esencia y con la esencia de tu negocio, debes preguntarte cuáles son tus diferenciadores. Y no, no te apresures a responder porque si me dices que es tu calidad, servicio, o producto/precio, entonces sigues con la etiqueta de caducidad.
Por favor, haz consciencia que precio, calidad, servicio e incluso innovación, son los atributos mínimos necesarios para que participes en cualquier mercado, y sí, son importantes, pero de ninguna forma son diferenciadores
Lo que más allá del precio, modas y crisis te llevará a distinguirte en el mercado, no son tus productos o servicios. Es algo que solo tú tienes y que nadie imitará. ¿Y qué es eso? Simple: Tú, tus talentos y tus virtudes.
Tu esencia, tus talentos, tus virtudes.
Ten presente que las personas no quedarán contigo por lo que haces o por lo que vendes, no. Las personas te serán fieles y se convertirán en apóstoles de tu marca por cómo haces lo que haces y por los resultados que les ofreces.
En el momento que transmitas tu esencia a tu negocio, estarás construyendo una marca amable. Y por amable me refiero a: una entidad susceptible de ser amada.
No eres únicamente un negocio, no eres una cosa, todo lo que compone a tu negocio conforma esa entidad por la que tus clientes sentirán cariño, ¿Te hace sentido?
Ahora, si a esto le agregas los resultados que brindas y las sensaciones de bienestar que generas a las personas, tienes el ingrediente número dos para lograr la trascendencia de tu negocio, de tu marca.
Para lograr encontrar o reencontrarte con tu esencia, respóndete a las siguientes preguntas:
¿En qué crees?
Responde a esta pregunta no solo en términos de negocio, sino en todo aquello que te es importante. ¿Por qué? Porque cuando te pongas en contacto con tus creencias, tu negocio tomará el rumbo que te representará y que te hará sentirte satisfecho.
¿Por qué nació tu negocio?
Recuerda que las sensaciones que has tenido tú, otras personas las han experimentado. Cuando recuerdas las razones por las que decidiste crear un negocio, una marca, verás que no solo tienen que ver con el aspecto económico. A partir de lo que no es dinero, encontrarás emociones y sensaciones con las que las personas se identificarán y por las que querrán estar contigo.
¿Lo que más te gusta de tu negocio?
Tal vez no te lo habías preguntado, pero, ¿cuál es la mejor sensación que tu negocio te genera? Cuando entres en contacto con ella, naturalmente inspirarás a tu equipo de trabajo para que ellos encuentren su propio motivador, y esto, sin duda se transmitirá a tus clientes y a las personas que decidan seguirte.
Este es el inicio de tu camino a la distinción.
Encuentra tus para qué.
Ahora que has retomado contacto con tu esencia y con lo que disfrutas de tu negocio, haz consciencia de lo siguiente: ¿Para qué existe tu negocio?
Ya sé, la respuesta automática será: para hacer dinero. O posiblemente: para mejorar la vida de las personas. Pero si miras bien, este es el objetivo del 99.99% de las empresas en el mundo, por ello, te cuesta tanto trabajo diferenciarte de ellas, sin importar el ramo en el que te encuentres o los productos que ofrezcas.
Con este para qué, me refiero a la sensación que dejarás en las personas una vez que te hayan hecho una compra.
No me refiero a la sensación inmediata a la compra, sino a la sensación que permanece con tus clientes a lo largo del tiempo, aquello por lo que te recuerdan.
Algunos ejemplos:
- Mi negocio existe para mejorar las relaciones entre las personas.
- Mi marca existe para ayudar a las personas a creer en ellas mismas y para que sepan que sin importar su historia, su pasado, es posible vivir con mayor alegría.
- Mi empresa existe para compartir bienestar y dar más tranquilidad a las personas.
- Mi marca existe para convertir a la educación en un medio para transformar sueños en metas realizadas.
Este es el para qué que me gustaría encontraras para tu negocio. Cuando veas que lo que haces, a lo que te dedicas, tiene un impacto mayor al que te habías imaginado, habrás encontrado definitivamente el punto distintivo de tu negocio.
Es vital que tus clientes se sientan distinguidos al contar con un producto de tu negocio, o al haber adquirido tus servicios, cursos, etc. Esta distinción no tiene que ver con lo material, sino con la sensación de satisfacción y la inspiración que les produces para conseguir sus objetivos. Porque lo debes saber, todos los que compramos, tenemos un objetivo que queremos alcanzar cuando invertimos en una marca, en un negocio.
Este objetivo te lo dará, esta meta te la dará tu para qué.
Ahora, junta tus tres elementos en este orden:
1. Esencia, 2. Tu para qué, 3. Tus productos/servicios.
¿Te es posible ver o imaginar el resultado de integrar lo que eres, para qué haces lo que haces y la calidad de tus productos/servicios?
Da un vistazo a tu industria, a tu sector, a quienes ahora consideras tus competidores y dime: ¿ves a alguno que esté integrando estos tres elementos, no solo en su comunicación, sino en su filosofía de negocio, en su cultura de marca o empresarial? Me atrevo a asegurarte que no.
Y si me equivoco, ¿sabes qué? No importa. ¿Por qué? Porque lo que tú eres y el para qué haces lo que haces, son inimitables. Entonces, tú estarás haciendo clic con personas que comulgan contigo, con tus creencias, con tu forma de hacer, decir y ser, entonces, automáticamente estarás dejando a tu competencia de lado. Es más, literalmente dejarás de competir.
Cuando comuniques tu esencia, estarás creando un segmento que se identificará contigo no por los productos que tienes, sino por las sensaciones que les generas y aquello que les hace identificarse contigo, con tu historia y con tus creencias. Por fin dejarás de ser una más en el mercado y te habrás convertido en esa entidad amable.
Cuéntame, ¿tienes claridad sobre tu esencia y sobre tu para qué? ¿Alguna vez habías considerado estos otros dos componentes de tu negocio?
Te leo.
No comment yet, add your voice below!